27 de julio de 2011

Previa Trasmontaña Tucumán

Luego de infinidad de gestiones, reuniones, llamados telefónicos, idas y venidas; logramos viajar a la Provincia de Tucumán, para realizar la “Previa” del Trasmontaña 2011, carrera que se disputará el día 21 de Agosto.

El día viernes por la noche ya todo el grupo se encontraba alojado en San Javier, distante a escasos 2 kms., de la Calle 15, nuevo lugar de largada de la competencia; los guías, liderados por Hugo, nos esperarían en el pintoresco Hotel Sol de San Javier, enclavado en un lugar realmente único, desde donde se podía apreciar el paisaje hacia los cuatro puntos cardinales.

El sábado, partimos rumbo al mencionado hotel, pedaleando desde nuestro alojamiento, todo por asfalto y en un continuo y duro ascenso hasta llegar al monumento al Cristo, enclavado en lo alto de un cerro lindante al lujoso hotel.

Iniciamos la travesía cargados de interrogantes, cada metro transitado, nos hacía latir mas fuerte el corazón; subidas, bajadas, senderos y cruces de alambres, eran la antesala a lo que sería la “gran bajada” en plena selva tucumana.

Así, por sugerencia de los experimentados guías, nos fuimos adentrando en pequeños grupos en la verde, húmeda y espesa región selvática del lugar. Un descenso que no es comparable ni fácil de describir con nada de lo que hemos hecho antes del viaje a Tucumán…

Escalones, raíces, saltos, curvas, contra curvas, mas saltos y una interminable exigencia tanto técnica como física, nos llevaron a transitar por un lugar que difícilmente podamos realizar si no es en dicho recorrido.

Por suerte, pudimos superar lo mas difícil de todo el recorrido, sin mayores lesiones que raspones y rasguños, en algunas piernas, un hombro y algunos brazos, pero felizmente, nada de importancia.

El trasmontaña, continuaba por una zona cargada de piedras que nos llevaría a cruzar, por primera vez, el frío y cristalino curso de agua de un río, un cauce caudaloso, nos obligó a llevar la bici al hombro para evitar una caída y que los sistemas de transmisión de nuestras bicis se dañaran.

Continuamos y el lugar se nos hacía familiar; senderos, interminables, cargados de vegetación, algunas plantas víctimas de las bajas temperaturas y otras  resistentes al invierno, nos permitían pedalear sin mayores inconvenientes, para dar en una abrupta subida que nos conduciría hacia la “Salita o Sala”, lugar que está situado a la vera de una ruta que conduce a San Javier y que cuenta con el “alargue” de la carrera de unos 8 ó 10 kms., del mas puro sendero. Este alargue es un desgaste importante para las piernas, ya que el suelo está muy húmedo y es casi en su totalidad en permanente subida bordeando la sierra, para luego, descender por un angosto, pedregoso y peligroso, camino, que posee un arroyo zigzagueante en su parte media, que finaliza en el cauce seco de un río con un suelo lleno de piedras.

Se transita paralelo a la ruta, para luego de finalizado el alargue, continuar con el circuito tradicional, rumbo al Telégrafo. Mientras llega esa durísima subida, tenemos “otras” que no son para nada inferiores en cuanto a dureza…

Pasamos por mas senderos que nos llevan a un descenso plagado de raíces hacia la bajadas de los “chanchos”, donde las cárcavas (quebradas, similares a callejones muy angostos, de greda, de casi nuestra altura), exigen un dominio muy exquisito dado lo trabado del lugar y la alta velocidad que se desarrolla; para salir, en un sitio donde, luego de cruzar un pequeño arroyo, se empieza a circular por una zona de árboles que poseen semillas envainadas en “chauchas” de color cobre o un tanto marrón y que, con el movimiento del viento, emiten un sonido muy particular.

Llegamos al cruce, donde el lugareño René Olea, nos cobra cinco pesos “la yunta”, porque dice que arregla el camino y además, el costo, incluye la posibilidad de poder beber agua fresca, pura y cristalina, “única en Tucumán”…

Nos despedimos de René y por un sendero, empezamos una subida que, el lugareño estimaba que se podría hacer en 30 minutos, o quizás un poco mas, unos 45 minutos; era, la mítica subida del Telégrafo. Un ascenso, muy bonito desde lo paisajístico, exigente en cuanto a lo físico y técnico, pero que en lo personal, no pude coronar a falta de 1 km., dado que, el grupo mayoritario, por sugerencia de los guías, ya estaba regresando para realizar el “alargue”.

Un descenso veloz, increíblemente técnico, nos llevó nuevamente a pasar por la humilde vivienda de René, donde tomamos algunas fotos y repusimos agua en nuestras mochilas hidrantes. Saludamos y partimos por un camino que nos dejó en la Sala y realizamos el DURISIMO alargue.

Al finalizar, ya estaban los vehículos esperándonos, hicimos algunos análisis de lo hasta allí vivido y concluimos en términos generales, que ésta carrera, el Trasmontaña, realmente es única y no es posible describirla, hay que VIVIRLA.

Algunas imágenes podrás verlas ingresando AQUI